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viernes, 7 de agosto de 2015


Agosto ya esta bien entradito, así que he cogido mi cuerpo -y mi cerebro, no vayan a pensar que he venido ligera de equipaje- y me he teletransportado a La Coruña. Lo de teletransportarme es una licencia poética. He venido en coche. Cualquiera diría que el concepto “velocidad máxima 120 kilómetros por hora” que, así, a primera vista, hasta parece matemático, es común a toda España, incluso a toda Europa. Dice uno: 120 serán siempre 120, vamos, me parece a mi. Pues estoy equivocada. En Galicia ese concepto tan simple equivale a que un coche embalado como mosquito trompetero, te adelanta a lo bestia. Y lo de mosquito trompetero es literal porque oyes eso del Fiuuuuuuuuuuu y ni lo ves. Lo mejor son esos carteles en los que la Dirección General de Tráfico dice en gallego y en español: “Objetivo Cero lesionados”, que, piensas tu, pues como no traigan a la Virgen de Lourdes al medio de la A6, lo veo yo un objetivo muy ambicioso.

Luego está el hotel, es un hotel estupendo con precios asequibles y se llena, literalmente, todos los años. No todos los años vienen exactamente los mismos, pero sí vienen los mismos tipos de gente, incluyéndome a mi, que, vista desde fuera, tambien debo ser un tipo de gente. Hoy, uno de mis coetáneos vacacionales, nos ha obsequiado con una experiencia surrealista: el tipo va a la máquina de café y, o no sabe leer o no se molesta en ello, y va probando botones –y desechando lo que la máquina le da- porque no acierta. Brutal. Cuando le dices, le puedo ayudar?? Que quiere, un café con leche? Te mira, murmulla algo que bien podría suponer acordarse de mi progenitor, y se va con cara de ofendido. Como vienen oiga!. Un dato: era español.

Los políticos dicen que no se van de vacaciones por aquello de las elecciones. Si usted lo dice… De momento, para hacer boca, a Miguel Carmona, PSOE, segundo más votado en Madrid, aunque no se le haya notado ni un poco, se lo han cepillado, los de su partido, vamos que le han cambiado por una señora de nombre Purificación Causapié. No hacía mas que sonreir las ocurrencias de la Alcaldesa Carmena, así que no se va a notar mucho, pero los madrileños , casi tan dados a la coña como los andaluces, nos reíamos mucho con lo de Carmona y Carmena. No se lo escribo porque luego me regañan, que ya ni chistes podemos hacer.

Voy a dar una vuelta por La Coruña no vaya a ser que me la hayan cambiado del verano pasado a este.

Haaasta pronto!

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