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lunes, 12 de febrero de 2018


Siempre he dicho que pa que a mi me atice un tio se tienen que dar varios acontecimientos a la vez, a saber:

1. Que el tio sea exactamente de mi tamaño. Si es más pequeño se la devuelvo y le encuentran a 300 metros; si es más grande, a la que encuentran a 300 metros es a mi, ni se imaginan lo que puedo llegar a correr y en que tiempo record.
2. Que no le vea venir. Si le veo, tengo yo un gancho de derecha que va de abajo parriba que no va a saber ni como ni cuando los webos se le instalaron al ladito de las amigdalas.
3. Que no haya habido provocación previa. Si la ha habido igual la que atiza por sorpresa soy yo que mi paciencia era verde y se la comió una vaca.

Por todas esas razones que, me parece, deberían ser comunes a cualquier mujer bien criada, me llaman la atención las maltratadas, que se quejan muchísimo pero no se defienden. No, señores, no, la obligación, que no el derecho, de cualquier persona atacada es defenderse, así que no entiendo por que llorar y quejarse cuando devolverla siempre fue lo más efectivo.

Hoy era noticia, agárrense, que las mujeres maltratadas -ya saben que, por ley, no hay hombres maltratados- protestan por el mal trato que los Jueces y Fiscales les dan, incluso a una de ellas el Juez le dijo: “vaya al grano”. Pero como se le ha ocurrido a ese Juez decirle semejante insulto!!. Hay que escuchar atentamente cualquier detalle que a la supuesta maltratada le apetezca contar, aunque no aporte nada al caso, sólo para que la susodicha no “se sienta maltratada”. La cuestión, señora mía, no es si usted “se siente maltratada” sino si verdaderamente la maltrataron. Por supuesto, la Asociación Clara Campoamor y otras tantas de la misma cuerda, se han unido a la denuncia y perseguirán a esos Jueces y Fiscales poco solidarios, hombre ya!!! Uy! He dicho hombre???

Haaasta pronto!!

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