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domingo, 25 de marzo de 2018


El culito de Puigdemont

Las películas americanas nos han contado, con cierto detalle, qué ocurre más allá de la puerta de la prisión. Cuando llegan los puigdemones, entregan la ropa a cambio de una especie de pijama que puede ser de rayas, cuadros o de varios colores, según la última inspiración glamurosa de Instituciones Penitenciarias.

Al preso le hacen un reconocimiento médico, le hacen pasar por la ducha y le dan el pijama. Hasta ahí lo que vemos en la peli. La leyenda dice que los presos, así en términos generales, son gente necesitada. De comida? NO. De vestido? NO, el pijama es suficiente. De bebida? NO. El alcohol está prohibido y nadie les raciona el agua. De que??... Pues sí!! De lo que están pensando!!. Esa carencia supone que los poseedores de culitos, o sea todos los allí residentes, tengan que ir con cuidado, incluso, si el culito es especialmente mono, pegándolo a la pared.

El Puchi ha sodomizado mucho a todos los españoles. Mucho. Y ya dice el refrán “El que a hierro mata a hierro muere”, por eso, el mejor consejo que podemos dar a Puigdemont es el siguiente: Puigdemont, que no se te caiga el jabón!!!

Haaasta pronto!!

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