El otro día

El otro día, 12 de Octubre, Día de la Hispanidad y de la Virgen del Pilar, me levanté, comprobé que hacía un día presioso, como si de los Presupuestos Generales del Estado se tratara, puse la bandera grande en el balcón y me dispuse a ver el desfile que conmemoraba el día.

Tenía yo ganas de comprobar como abucheaban a Pedo Sánchez, que, como ocurrió con su Pigmalión, Zeta Peta, se está convirtiendo en una tradición más, que parte del pueblo llano al que todavía no han conseguido anular todas las células grises. No estoy de acuerdo con esa panda de locutores que critican las pitadas. Pasamos por tiempos difíciles y esa es una forma muy sana y barata de pasar un buen rato. Es la única forma que tenemos de expresarnos entre elección y elección, o, quizá, es mejor decir que teníamos, porque la deriva comunista que ha tomado el país me hace dudar de las futuras elecciones que, de llevarse a cabo, van a mandar a toda la panda de adolescentes comunistas y a la de socialistas mediocres a ese sitio en el que todos sabemos que nunca se ve el sol. Jesús, que parrafada!. 

Es más, si el organizador de eventos me lee, le sugiero incluir en el Programa la pitada correspondiente y así, sería una parte más de la ceremonia. Lo mismo pero organizao. Pues eso, que, de repente, escondiéndose detrás de Felipe VI Rey de España, aparece una figura alta, mirando al suelo, supongo que a ver si así nadie se fijaba en su llegada y se evitaba una pitada monumental. Pos no. Este adalid de la inteligencia no cayó en la cuenta de que su llegada se anuncia por megafonía, así se que enteraron hasta las ratas de las alcantarillas, que no salieron pero seguro que pitaban desde allí abajo. Le reconocieron a la primera y no se como, el populacho que tanto desprecia, supo comunicar al mundo entero que no le queremos distinguiendo, sin que hubiera lugar a dudas, los abucheos de los aplausos al Rey. Felicidades populacho al que pertenezco, 

Haaasta pronto!!!