Redecorando mi vida
Como les
participé el otro día me estoy cambiando de casa, lo que me ha obligado a redecorar mi vida. Con ese objetivo, me
dirigí a un almacén sueco, de nombre Ikea,
ese que a fuerza de vendernos un felpudo, con la inscripción “Bienvenido
a la república de mi casa”, nos ha convencido de que lo chachi ya no es ser
el rey de la casa sino convertir el reino en una república. Ya ves. La mudanza ha puesto de manifiesto
determinadas incompatibilidades y carencias en mi vida.
Una incompatibilidad: mi ordenador y el
cable nuevo. Conseguir que funcione ha sido un triunfo en el que han
participado varias personas, el instalador del cable, algunos amigos, yo misma.
Hoy hemos conseguido que funcione. Ole
yo, cinco días!!
Una carencia: un armario para la cocina. Ha
sido esta carencia la que me ha llevado a Ikea.
Toda una experiencia. He descubierto: 1. Que son gente de tenor literal. Te venden un armario. Punto. Nadie
llama tu atención sobre que las patas no formen parte del armario, y, como toda
la vida has visto los armarios de suelo sobre unas patitas, te creías que
habían nacido con el. Craso error. Usted se compra un armario y si quiere patas
las compra aparte. No vaya usted a creer que la Sección Armarios tiene el armario y las patas al lado para que
caiga usted en la cuenta de que tiene que comprarlas. No. Las patas estan en la
Sección Patas, así que, en el
supuesto de que usted se acuerde de las patas, tiene que recorrer unos dos
kilometros entre una sección y otra para encontrarlas. 2. Que lo de barato es una leyenda urbana. Si
usted no ha desarrollado unos biceps de revista y tiene un coche normalito, no
tipo furgoneta, tiene usted que añadir al precio del repetido armario, que era
inicialmente apañado, el de las patas, el transporte y el montaje. En este
momento, el precio del armario se ha disparado y ha alcanzado precio de diseño.
Echo un
vistazo a los diarios para ponerme al día, y lo más mejor es ese olvidadizo Pablo Iglesias que no incluyó algunos
ingresos en su declaración de intereses. En el mas puro estilo Bárcenas.
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