Las bragas
Que la violación
está de moda, no es ningún secreto, que se están diciendo muchas barbaridades
tampoco lo es, pero eso es en España.
En Brasil es otra cosa, donde va a
parar. Allí tienen a Damares Alves, Ministra de Mujer, Familia y Derechos
Humanos, buena mezcla que supongo se hizo para dar contenido al puesto,
porque solo mujer no da pa mas.
Esta señora, que
debe ser la única brasileña fea, va a presentar un proyecto para disminuir la
explotación sexual de niñas, adolescentes y mujeres en Marajó, una isla que está mas o menos donde termina el Amazonas. Llegado el discurso los allí presentes asisten,
ojipláticos, a la siguiente declaración:
“Los especialistas nos han dicho que las niñas allí sufren abusos porque no
llevan bragas y no usan bragas porque son pobres”. Lavirgen, que bestia.
Como pueden
suponer mi primera reacción fue mirar mis propias bragas, no fuera a ser que la
calidad de las mismas hiciera sospechar que soy lo suficientemente pobre como
para que me violen. La segunda reacción no se hizo esperar: me volvió el tic
del ojo. Esa vinculación entre pobreza y violación sin tener en cuenta la falta
de cerebro del violador ha podido conmigo.
Si pudiera dominar el tic del ojo me pondría rápidamente a hacer el plan de negocio para instalar una fábrica
de bragas baratas por allí.
Haaasta pronto!
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