Los efectos secundarios del ébola
Esta mañana
ha tenido lugar una conciliación en Madrid.
Para los que nunca hemos creído a la auxiliar de clínica que se contagió de
ébola, ha sido un placer que, tan públicamente como mintió, haya tenido que
desmentir. Luego está lo de su marido, que igual debería hacérselo mirar.
Esta mañana Teresa Romero empezó por perder la
memoria. Efecto secundario del ébola desconocido hasta hoy: la amnesia. Poco a
poco la fue recuperando, para terminar conciliando con la médico de familia a la
que no avisó de que había estado en contacto con enfermos de ébola pero de la
que dijo que sí, que había avisado. Teresa
Romero ha admitido que tampoco le comentó haber tenido fiebre muy alta,
pero en su día dijo lo contrario. Teresa
Romero disfrutó con su minuto de gloria sin preguntarse si hacía daño
personal o profesional a los demás. Teresa
Romero se inventó una historia que hoy ha tenido que desmentir. Teresa Romero es un bluff.
Su marido, Javier Limón, pertenece a lo que me
gusta denominar “recalcitrante”, en castellano vulgar: pa burro el. Reconocidas
las mentiras por Teresa Romero, el
susodicho todavía ha chupado un poquito más de cámara para declarar que su
mujer “no quiere faltar a la
honorabilidad y profesionalidad de su médico de cabecera de toda la vida ni
crearle un perjuicio profesional”. Ya llega, ya llega!!! La perplejidad!!!
Para no querer faltar a nadie, solo le ha faltado meterle un dedo en el ojo, como hizo Mouriño con el del Barcelona,
se acuerdan?? Y vete tu a saber donde habría estado el dedo antes!!
Donde está
Su Señoría ejemplarizante ahora???
Buenos
días!!
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