El mal perder
Juez Castro. Diez minutos despues de salir la
sentencia, me temo que sin leerla, dado que fue veloz como un rayo, opinó que “no esperaba esta sentencia con tantas
absoluciones, entre ellas, la de la Infanta
Cristina”. Debió, pobre, ser el único.
Las penas solicitadas para Urdanga y
Cristina eran la comidilla de la Plaza de Castilla. No hubo jurista en
este país que encontrara la base para acusar a Cristina, aparte de la consabida, que no tiene nada que ver con la
legalidad vigente: Sacar los colores a la Monarquía.
Los desvelos
del declarado republicano Juez Castro
y los de la Letrada Naranja, con la
que tomaba café o lo que fuera que tomara, por las terrazas de Palma, han acabado en lo que todos nos
temíamos: Nada, cero, agua.
No te
jubilas??
Haaasta pronto!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario