Domingo igual de plácido
Seguimos con la
placidez de este puente. Solamente aquellos como Oscar López, que se han quedado en Madrid y se lo han tomado mal, dicen cosas inconexass y delirantes.
A saber: dice Oscar a Cañete que “pida perdón por las cuentas en Suiza
y por haber defendido siempre en Europa
sus intereses particulares y los de sus empresas”. Pobre hijo, Dios le dio cabeza pero sin relleno, o sea, solo pa peinarla.
Cañete se ha echado a temblar, claro, ante semejante desafío, y se ha
dirigido a Santoña, Cantabria, donde le han nombrado Cofrade de Honor de la Cofradia de la
Anchoa, y donde se ha puesto hasta las trancas de eso: anchoas. Preocupado,
se le ve preocupado. Entre anchoa y anchoa, de las de que se venden en la
tienda de delicatessen, ha balbuceado que hay que estar en Europa “con el
valor, el coraje y la gallardía de los populares”... mmm que ricas!. Pobre Oscar de nuevo.
Mañana andaré por
las muy ilustres tierras de León,
donde no les prometo meterme un botillo pal cuerpo, a riesgo de reventar, dadas
las temperaturas, pero que menos que un poquito de cecina local para recordar
que algún día fui joven y podía papearme un botillo en Mayo sin notar mas allá de un leve sopor de siesta.
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