La condición humana
Dice María Dolores de Cospedal que: “La
corrupción en España es parte de la condición humana”. No se si se refiere
a nuestros pícaros literarios, pero… lo llevamos en los genes? No hablo de escándalos
como el de UGT (un sindicato se
queda dinero público) o el de Bárcenas
(un tesorero se queda con donaciones de personas privadas), sino de los de la
calle.
Hablemos de clichés. Hace muchos años, cuando yo empecé a
viajar por esos mundos de Dios, las
inglesas -ese tipo de inglesas de antes, ellos las definen dulces, nosotros diríamos
cursi, ellos dicen de buenas maneras,
nosotros diríamos cursi- pensaban
que las españolas, para su gusto un
poco gritonas incluso cuando hablamos bajito, llevábamos una navaja en algún
sitio del cuerpo para defendernos del personal como corresponde a una mujerona
mediterránea, morena y bien plantá. Cliché
total. Todos sabemos que, desde que dejamos de usar ligas, las españolas, nos defendemos como podemos, igual que las inglesas cursis. De
modo que aquello de la navaja era solamente la consecuencia de un exceso de Opera y de una errónea lectura de alguna novela del Siglo
XV. Cuando lo explicabas te miraban con la desconfianza propia de alguien
que piensa que un carcajada es una ordinariez. De todo punto inexplicable para
nosotros.
Todo ese
rollo que les he contado, pretende, me parece que sin conseguirlo, explicar que
no, María Dolores, me niego a
aceptar un cliché. La corrupción sólo es
parte de la condición humana de los corruptos.
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