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lunes, 10 de noviembre de 2014

Los estragos de la colombiana

Tiene su gracia que una militante colombiana del PP que vive en Canarias, que mira que tiene militantes el PP por toda la geografía nacional, vaya a trajinarse a dos militantes de los de cargo de responsabilidad de la península. No piensen maaaal, que fueron uno detrás de otro. Tiene más gracia todavía que ambos, no uno, no, los dos, decidan cargar los polvetes canarios a los Presupuestos Generales del Estado, y tiene mucha, muchísima más gracia que, a la que les han pillado, ambos hayan decidido poner cara de carnero degollao que se decía cuando yo era pequeña. Uno, José Antonio Morago, Presidente de Extremadura, para pedir perdón muy compungido, y el otro, Carlos Muñoz, Secretario General del PP en Teruel, para dimitir y dejar todo lo que suponga política. Teruel existe, Extremadura también.

A mi me huele que lo del primero se ha cantado a los cuatro vientos por intereses del partido, que, para eso, el chico es un díscolo que no obedece las consignas, y el otro, el pobre, es un daño colateral. Rajoy en el despacho, mientras tanto, esperando noticias.  Ole la colombiana, hija, que salero!

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