Los estragos de la colombiana
Tiene su gracia
que una militante colombiana del PP
que vive en Canarias, que mira que
tiene militantes el PP por toda la
geografía nacional, vaya a trajinarse a dos militantes de los de cargo de
responsabilidad de la península. No piensen maaaal, que fueron uno detrás de
otro. Tiene más gracia todavía que ambos, no uno, no, los dos, decidan cargar
los polvetes canarios a los Presupuestos
Generales del Estado, y tiene mucha, muchísima más gracia que, a la que les
han pillado, ambos hayan decidido poner
cara de carnero degollao que se decía cuando yo era pequeña. Uno, José Antonio Morago, Presidente de
Extremadura, para pedir perdón muy compungido, y el otro, Carlos Muñoz, Secretario General del PP en
Teruel, para dimitir y dejar todo lo que suponga política. Teruel existe, Extremadura también.
A mi me
huele que lo del primero se ha
cantado a los cuatro vientos por intereses
del partido, que, para eso, el chico es
un díscolo que no obedece las consignas, y el otro, el pobre, es un
daño colateral. Rajoy en el
despacho, mientras tanto, esperando noticias. Ole la colombiana, hija, que
salero!
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