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sábado, 18 de octubre de 2014


Desde que Artur Mas ha vuelto al redil, y hemos visto y oido a Junqueras medio llorando en una radio y pidiendo -o lo parecía- po favó po favó, una urna, la actualidad nacional ya no parece la misma. Por eso, se me va la vista a la actualidad internacional. Dos nombres: Asia Bibi y Obama, porque el tercero merece un comentario aparte: El Nobel de la Paz.

Asia Bibi, es una madre de familia Pakistaní que ha sido condenada a muerte por un tribunal de Lahore. Tiene 5 hijos 5. Su delito: tocó el agua de una fuente de la que beben su familia y otras familias vecinas más con sus manos, queriendo o sin querer. En las manos no le pasa nada. No tiene ébola ni ninguna otra enfermedad contagiosa. Sus manos son impuras y contaminan el agua porque son las manos de una cristiana. Eso motiva su condena a muerte. Se espera que el muy diligente en sus protestas, dueño del perrísimo, escriba una carta a las autoridades pakistaníes defendiendo los derechos de esta mujer y sus hijos a beber agua, lavarse con ella y cocinar sus viandas, por muy cristianos que sean. A lo mejor así se ganaba a unos cuantos perroescépticos como yo.

Lo de Obama es otra cosa: Hace unos días se fue a la reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas y salió a cenar con Michelle, su señora. Allá, no es como aquí, que por ser importante te dan una tarjeta llenita de dinero fresco para pagar caprichos. Así que Obama sacó su Visa Electrón para pagar la cena. Pues quedó fatal, porque se la rechazaron. Como todos, cuando nos rechazan la tarjeta, puso cara de “pues está a tope” y le dijo a Michelle: paga tu, maja, no nos vayan a dejar fregando platos tres días. Estas cosas consuelan a los mortales y reconcilian a este hombre, por lo demás, flojito donde los haya, con el vulgo, incluyéndome a mi.

Haasta pronto!

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