La Seguridad Social
Buenos días. Dirán ustedes y
esta?? Como es que está escribiendo a estas horas? Pues se lo cuento, no haber
preguntado. Es puritita frustración.
A las 9:15 horas de hoy he
sentado mis posaderas en la silla que tengo situada delante del ordenador. Es
una manía mía, trabajar sentada. La jodía silla es incómoda, pero eso no ha
minado mi firme voluntad de llamar a la Seguridad Social para pedir hora. HORA!
Hora de visita, para ver un expediente, no se vayan a creer que les voy a
pedir dinero.
He utilizado todos los medios
a mi alcance, a saber: Internet, teléfonos, dos números normales como el fijo
que tenemos todos en casa y un 901. En algunos momentos, incluso he utilizado dos
medios a la vez para resultar mas eficiente todavía. O sea, llamada sujetando el teléfono con el hombro a la vez que pongo mi nombre en Internet. Pues son las 12 de la
mañana y no he conseguido nada. Ni la cita ni hablar con nadie que no sea una
maquinita del marque 1, marque 3, que, en un momento de desesperación, he
marcado el 218 por si saltaba en el despacho de algún/alguna jerifalte/a y le decía yo
dos cositas al muchacho/a.
Bueno, no es del todo así. Me
he tomado un breve intervalo de tiempo de 12 minutos a eso de las 10 para prepararme un te y hacer un pis, que, por mi edad, ya voy siendo asidua del pipiroom. Se ve que, justamente, ha
sido el mismo momento en que ellos han atendido el teléfono y se han vuelto a
marchar. No se si les he dicho ya que NO he conseguido nada.
Deberían de cambiarle el
nombre a la Tesorería General de la Seguridad Social, es más descriptivo “Seguridá
sosiá”, en alusión no a los andaluces sino a alguna de esas repúblicas bananeras
que se estilan por Africa. Cada vez que pienso lo que nos cuestan estas
estructuras que son 17 y sirven pa ná, se me atraviesa
el te y me tengo que pasar a la manzanilla.
Haaasta pronto!!!
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