La semana de la mujer
Me había jurado que no haría
referencia al Día de la Mujer que,
este año, se ha convertido en la semana de la mujer, pero es que me cuesta trabajo
mantener la boquita cerrada.
Seguro que están ustedes al
cabo de la calle de esa operación de adaptación igualitaria de semáforos que ha
venido a cambiar la vida entera de las mujeres, todas, de este país. Me refiero
esos Ayuntamientos españoles, que están
cambiando los semáforos para que
aparezca un monigote con algo parecido a una falda. La mayoría de nuestras mujeres, y algunas de Europa ya han
confirmado que su vida es otra, ganan lo mismo que los hombres y las
labores del hogar, por fin, se reparten al 50%. Por cierto, identificar a una mujer con una falda ya es de por sí machista, pedazo burros.
Quiero dejar constancia para
la posteridad de que, para mayor igualdad, si es que queda alguna desigualdad
por ahí, Viena, ciudad chachi y abierta a todo lo que la vida traiga, ha puesto semáforos donde los que cruzan
son dos personas del mismo sexo que se quieren, o eso creo que
significa el corazón situado entre ellas.
Estas cosas tienen que deberse a un experimento o algo así al que solo la acomplejada, vieja y chocha Europa se podría prestar.
Haaasta pronto!!
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