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domingo, 23 de febrero de 2014

Los verificadores 2 o La comparecencia

Empieza la película con una reunión entre un señor llamado Urkullu y tres de los autodenominados Verificadores. No está claro si el papel del tal Urkullu consiste en aconsejar, como si de un abogado se tratara, amenazar, en el mas puro estilo buen chico que entrega armas, pero no a la Guardia Civil o pagar los cafés, que estos tipos vienen con gastos pagados.

Una vez consumidos y pagados los cafés en un hotel de Madrid, Los verificadores, se dirigen a la Audiencia Nacional donde parece que han declarado: 1. Que el rodaje del corto se realizó en Toulouse, localidad gabacha. 2. Que, tras grabar las imágenes -fíjense bien en las fotos, las armas son de las que se fabricaban cuando Franco- recogieron y se lo llevaron todo a casa. Eso sí, ellos se aseguraron, mucho, mucho y mucho, de que los chicos prometieran por Snoopy que no las iban a usar más. Como la Pantoja, cuando le quitó la cámara a un periodista y con el dedo índice enfocando la cara del susodicho le espetó: “no me vas a grabar mas”.  Y con el mismo efecto, suponemos, ya ven la de veces que, desde entonces, hemos visto a la Pantoja por la tele. Ah! Y han tenido las croquetas de añadir que “quieren colaborar con la justicia”. 

La película termina con un burro volando. Vamos que yo, que no le doy a la drogaina ni al Anís del Mono, estoy a puntito de verlo.

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