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jueves, 23 de enero de 2014

Don Gregorio Ordoñez

Hoy no me retiro sin hacer mención al aniversario de Gregorio Ordoñez asesinado, otro más, por ETA. Diecinueve años. Este año, por primera vez, ha habido dos actos diferentes y no el acostumbrado, común a todos los que le querían, que eran muchos.

La maldita Sentencia de Estrasburgo ha dañado muchas sensibilidades, pero, estando de acuerdo en eso, no permitamos que cada etarra asesino que sale de la cárcel, distancie a los buenos. Recordemos que “la unión hace la fuerza” y que “divide y vencerás” es la política que los buenos deben aplicar a los malos.  No nos dejemos dividir, por absolutamente ninguna razón.

1 comentario:

  1. “Las almas de los justos están en manos de Dios. A los ojos de los necios parecía que morían para siempre, pero ahora descansan vivos en el seno de Dios”

    Un año más nos reunimos aquí, ante la tumba de Gregorio, esposo, hijo, padre, hermano, creyente convencido, político íntegro, concejal servidor de los ciudadanos. Nos reunimos en una coyuntura especial cuando la banda que acabó con su vida ha anunciado el final de su siembra siniestra del dolor y de la muerte, movida más por conveniencia que por imperativo de la conciencia.

    Pienso que esta celebración de su memoria en este enero de 2014 acaece asimismo en una coyuntura muy delicada para la familia dolorida de padres, esposos, hijos, hermanos y deudos de las víctimas a quienes el fundamentalismo nacionalista privó del derecho a vivir.

    Toda una auténtica ofensiva está en curso para trastocar la historia negra de ETA y sus secuaces presentándola como una guerrilla de liberación enfrentada a Estados opresores de la libertad de un pueblo y así convertir sus asesinatos en muertes legitimadas o en víctimas colaterales. Nos empujan en estos momentos a un tiempo inverosímil de mayor compasión con los verdugos en prisión que con sus víctimas, de atención y recuerdo de aquellos y de desmemoria de los que fueron asesinados.

    Tenemos enfrente verdaderos expertos en borrar o difuminar la realidad de una historia criminal de casi cincuenta años de duración.

    Expertos en violentar el significado auténtico de las palabras, como lo hiciera en otro tiempo el Ministerio de Propaganda del III Reich. Expertos en lavar el cerebro de niños y adolescentes en las escuelas y en las familias. Expertos en fomentar la amnesia de las víctimas del terror y en legitimar una dinámica de terror y de muerte. Expertos, en fin, en hacer conciliable lo que es inconciliable, en presentar como verdad y bien lo que es en sí mentira y maldad. El lenguaje melifluo de “paz”, “reconciliación”, “tiempo nuevo ilusionante”, que dimana de esta secta de embaucadores, cae como lluvia de otoño sobre los espíritus ingenuos y cómodos, como medicina anestesiante.

    Esta ofensiva y guerra psicológica que intenta reescribir la historia se aprovecha del cansancio natural provocado en los ciudadanos por un estado de excepción que dura ya demasiado tiempo. Y tenemos enfrente a fanáticos inmunes al cansancio dispuestos a rentabilizar ese cansancio de los ciudadanos normales.

    Luchar en contra de esa ofensiva de un lenguaje a todas luces falaz, luchar en contra del cansancio, es el imperativo de conciencia de esta hora difícil. En unos versos inspirados del poeta alemán Bertolt Brecht se dice:
    “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los IMPRESCINDIBLES”.

    Uno de estos imprescindibles era Gregorio. Descanse en la paz del Dios de los imprescindibles.


    ESCRITO POR ; Sr. D. Alfredo Tamayo

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