El principio de Peter (Lawrence J.
Peter y Raymond Hull, 1969) o como deshacerse de quien ha devenido incompetente.
Muchos de vosotros recordaréis
este libro con cariño. Yo lo descubrí en los felices 90, cuando el Ministro de
Economía de la época, Sr. Carlos Solchaga del PSOE, decía cosas como: “En España el que no se hace rico es porque
no quiere”. (Si hubiera podido,
teniendo en cuenta como se desarrolló la historia, Largo Caballero se habría
levantado de su tumba a puntualizar un par de cositas).
A ver, que me desvío del tema,
el libro en cuestión te hacía consciente de una terrible verdad: que,
especialmente en las empresas, llega un momento en que, hagas lo que hagas, no das una. Esto tan
facilón lo enunciaba así: “Todo empleado
tiende a ascender hasta llegar a su máximo nivel de incompetencia”.
El mismo texto sugiere formas
para solucionar el problema, o sea, dicho en román paladino, hay formas de quitarse del medio a alguien que ha
devenido incompetente, sin que el susodicho lo note mucho. Extraigo tres que son los que me parecen más
adecuadas al propósito de este rollete. A saber:
1. La Sublimación
Percuciente, que es la caída hacia arriba. Le
asciendes a un puesto superior donde no se trabaja de verdad, pero se lucen
galones y se le sube ligeramente el sueldo para despistar. Podría ser, por ejemplo, Presidente honorífico.
2. El Arabesco Lateral, este me encanta, se
materializa nombrando adjuntos, adjuntos a dirección, aclaro. No les subes el
sueldo ni nada, pero les das un título mas rimbombante para que lo luzcan en el
cóctel de Navidad.
3. Descartada, pero para dejar constancia, la Exfoliación jerárquica, totalmente indeseable porque implica el cese o abandono laboral (según
sea despedido o pida la baja).
Bueno, pues este sesudo estudio sobre las formas de deshacerse de alguien
que ocupa un nivel alto en cualquier organización se lo brindo de gratis total
a cualquier partido político que lo pudiera necesitar.
Haaaaasta pronto!
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