Los palos en la Universidad
Yo estudié en
la Complutense. Por entonces, de vez
en cuando, aparecían por allí los de extrema derecha, Cristo Rey mayormente, nos llamaban rojos de mierda a todos los que
pillaban por allí y nos daban pal pelo. Siguiendo aquella máxima que
nuestros padres nos habían inculcado de
pequeños, levantando, amenazante, el
dedo índice de la mano derecha: “Nunca pegues la primera pero a mi no me vengas
llorando porque te han pegado. Si te pegan la devuelves”. Nosotros la devolvíamos y ya estaba liada.
El Rector, un irresponsable que no se
casaba con nadie, llamaba a la policía, que en aquellos momentos vestía de
gris, con eso lo digo todo. Los que tengan mi edad se acordarán de que aquellos
sí que daban miedo y palos. Entraban en el Paraninfo
a caballo si era necesario y nos daban
pal pelo a todos, rojos y azules, menos al Rector que siempre tenía ideas muy de izquierdas pero, en estas cosas, no
admitía ni una broma, o sea, rojo
pero ordenado.
Así que ahora
leo lo de la Complu y me mondo. En esencia es lo mismo pero al revés, ahora los que van pegando son los rojos, a los que ellos piensan que son azules y el Rector, ay! el Rector...Carrillo, Rector, rojete declarado, jalea incluso a los bedeles para que,
cuando lleguen los tardo-adolescentes cabreados que se declaran rojos, miren
para otro lado. En lugar de mantenerse al margen y defender sus ideas desde el estrado,
participa activamente en calentar los ánimos de esos mismos tardo-adolescentes
cabreados así que se convierte en otro más de ellos. Debería preguntarles a ver si saben qué es eso de ser rojo y darles
una clase de Historia, pero me da a mi en la nariz que de Historia, el Rector
Carrillo, no está muy puesto. Es más, ni siquiera debió escuchar las batallitas que su padre, Santiago, como todos los padres, contaba en la sobremesa de los Domingos.
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